Damos a conocer la bondad del Señor al compartir el gozo de su amor por todos y cada uno de sus hijos e hijas.
Hacemos esto a través de nuestro trabajo en los ministerios de evangelización, educación religiosa y servicios sociales en los Estados Unidos y la República Dominicana.
Compartir la bondad del Señor a veces implica, entre otras cosas, visitar a un joven inmigrante en la cárcel, llevar a una madre al hospital, ofrecer alimento a niños y niñas desnutridos en nuestro Centro de Desarrollo infantil en la República Dominicana, e incluso volar desde Mississippi hasta Guatemala con un joven enfermo terminal que quiere pasar los últimos días de su vida con su familia. Sí, porque la bondad del Señor no tiene fin.
Estamos agradecidas por la oportunidad de servir a algunos de nuestros hermanos y hermanas más desfavorecidos. Nos esforzamos todos los días por dar testimonio de la bondad del Señor, quien camina con su pueblo, especialmente con los más pobres entre nosotros.
Como se pueden imaginar, nuestro trabajo misionero requiere del apoyo financiero de muchas personas. No podríamos realizar nuestro trabajo sin la continua generosidad de tantos compañeros y compañeras de misión. Ustedes son una verdadera bendición para nosotras y las personas a quienes servimos. Gracias por ayudarnos a continuar la obra que el Señor nos ha confiado. ¡Gracias por ser una parte tan importante de nuestra misión!